Tuesday, December 16, 2008

EL MUNDO DE ONDAS ELECTROMAGNÉTICAS


Desde la radio hasta los rayos gamma, pasando por la luz, son las mismas ondas pero de diferente frecuencia. La velocidad de las ondas es constante: 300.000 kilómetros por segundo

Por Tomás Unger
En una mesa de la Tiendecita Blanca una persona se conecta a Internet con su laptop, comunicado a su servidor sin alambre, por Wi Fi*. La conexión inalámbrica es por ondas electromagnéticas, las mismas que nos traen la radio, la TV y la luz, pasando por las radiografías. Todas las ondas mencionadas tienen la misma velocidad y solo se diferencian en su longitud.

LOS PASOS
En 1867 el físico inglés J. C. Maxwell definió matemáticamente la naturaleza de las ondas electromagnéticas. Veinte años después, el físico alemán H. Hertz descubrió que su naturaleza es igual a la de la luz y el calor: la propagación periódica de una perturbación a través del espacio en forma de ondas. Quedó establecido que la velocidad de las ondas es constante: 300.000 kilómetros por segundo y lo que varía es la frecuencia y longitud de la onda. Estas se pueden comparar a los pasos con los cuales avanza la onda, que siempre debe cubrir la misma distancia en el mismo tiempo. La longitud del paso multiplicada por su frecuencia siempre debe cubrir 300.000 kilómetros en un segundo.

Cuanto más largos los pasos (longitud de onda), menor el número de pasos que debe dar para cubrir la distancia en un segundo. Con pasos de 1 km, bastan 300.000 por segundo para cubrir la distancia. Una onda larga de radio de 1 km da 300 mil oscilaciones (pasos) por segundo y se dice que tiene una frecuencia de 300 kilociclos o kHz**. Si el paso es más corto, como una onda de televisión, de 1 m, necesitará dar mil veces más pasos para cubrir la distancia en el mismo tiempo: 300 millones de ciclos (300 MHz).

"Con ondas largas en 1902, el telégrafo sin hilos cruzó el Atlántico y nació la era de la radio"

RADIO Y TV
A medida que se acortan los pasos (longitud de onda), aumentan su número (frecuencia) y su energía. Las ondas de radio que van desde la larga de la AM (amplitud modulada) de cientos de metros hasta las de alta frecuencia (VHF, UHF, EHF) entre los 10 m y los 10 cm. A diferencia de las ondas largas, que rebotan en la ionósfera y permiten oír radio más allá del horizonte, las de alta frecuencia la atraviesan y salen al espacio. En estas frecuencias están la radio FM, la TV y las comunicaciones por satélite.

Más cortas son las del radar y las microondas: entre 1 cm y 10 cm.
En este rango la frecuencia va de los 100 millones a más de 1.000 millones de oscilaciones (de cien MHz a un GHz***). En este rango están las microondas, los celulares y la que comunica a la computadora con el Wi Fi. Más cortas aun son las llamadas ondas infrarrojas (por ser más largas que la luz roja), con una centésima de milímetro (10 micrómetros) llegando a una milésima de milímetro (una micra). El rango de las infrarrojas tiene una frecuencia que se cuenta en Terahercio (THz), millones de millones, una cifra que tiene de 12 a 15 ceros.

LA LUZ
Aun más corta es la longitud de onda que atraviesa fácilmente nuestra atmósfera, la de la luz visible, que se mide en nanómetros (nm), millonésimas de milímetro. La onda más larga de luz visible es la roja, con 760 nm. Más cortas son la amarilla con 600 nm, la verde con 500 nm, hasta la más corta, la violeta con 380 nm. Estas, más las frecuencias intermedias, dan el arco iris que van desde el rojo al violeta.

Más allá está la ultravioleta, que ya no vemos pero quema la piel, con una longitud de onda entre los 300 y los 10 nm. Esta onda para cubrir 300 mil kilómetros tiene que dar muchos pasos; para la ultravioleta más corta, son 30 Petahercio (PHz), una cifra con 16 ceros. Las ondas se siguen acortando para los rayos X, que comienzan en un nanómetro. Más potentes y cortos que los rayos ultravioleta, los X atraviesan el cuerpo en las radiografías, y se usan para destruir tejidos cancerosos. Su frecuencia se mide en cientos de PHz, y su longitud en picómetros (mil millonésimas de milímetro).

"El primer uso de las ondas electromagnéticas para enviar un mensaje lo hizo marconi en 1896"

En el extremo del espectro electromagnético están los rayos gamma, la radiación más corta, más energética y de mayor frecuencia del Universo. Con una longitud del orden de los 10 picómetros, son las ondas que nos llegan de estrellas que colapsan, desde las más lejanas galaxias, con una energía un millón de veces mayor a la de la luz visible. La radiación gamma es la de los materiales radiactivos como el plutonio 239. Por ser la más corta del espectro electromagnético, es también la de mayor frecuencia (entre 30 y 300 EHz, Exahercio), una cifra con 19 o 20 ceros.

LASCOMUNICACIONES
El primer uso de las ondas electromagnéticas para enviar un mensaje lo hizo Marconi en 1896. Una corriente, al pasar por una antena, emitía la onda, que era captada a 2 km por otra antena. El mensaje fue codificado en morse por la duración de la señal (puntos y rayas) como el telégrafo, pero sin hilos.

Con ondas largas, en 1902, el telégrafo sin hilos cruzó el Atlántico y nació la era de la radio. El siguiente paso sería modular y transmitir a distancia el sonido, adaptando la tecnología del teléfono al telégrafo sin hilos. Próximamente nos ocuparemos de la modulación y su relación con la frecuencia, el ubicuo "ancho de banda".

* Wi Fi es un sistema de envío de datos por redes de computadoras con ondas de radio en lugar de cable.

** Hertz, en honor al físico alemán, es la medida de frecuencia de una oscilación por segundo. Kilo (del griego mil) hercio son mil oscilaciones por segundo.

*** Mega (grande) y giga (gigante) son prefijos de origen griego e indican un millón y mil millones. THz [del griego tera (monstruo) indica un millón de millones]

TECNOLOGÍA. Estudiadas desde hace más de 140 años, las ondas electromagnéticas son utilizados para la transmisión de la televisión, la radio y la luz. Las conexiones inalámbricas de Internet tambien usar ese tipo de ondas.

Friday, December 05, 2008

"Los científicos no se deben ir"

ENTREVISTA. FABIOLA LEÓN-VELARDE

Tras convertirse en la primera rectora de la Universidad Cayetano Heredia, fue incorporada a la Academia Nacional de Ciencias.


Por Bruno Ortiz Bisso

Desde muy pequeña la doctora Fabiola León-Velarde Servetto se sintió atraída por la ciencia. La principal influencia la tuvo de su padre, veterinario de profesión, quien además le facilitó el acceso a diversos libros de ciencias. Luego ingresó a la Universidad Peruana Cayetano Heredia y optó por biología. Después, encontró en el doctor Carlos Monge Cassinelli el mentor que la impulsó en el campo de la investigación científica. Realizó diversos trabajos ligados con el mal de montaña crónico o mal de Monge y se doctoró en fisiología.

Tras realizar diversos estudios complementarios en Estados Unidos, Alemania y Francia --donde incluso ejerció la docencia durante seis años-- regresó al Perú, a su alma máter, y fue durante cinco años vicerrectora de Investigación. Ha recibido diversos galardones y en mayo del 2008 se convirtió en la primera mujer rectora de esa universidad. Hace unas semanas fue incorporada a la Academia Nacional de Ciencias del Perú.

Si bien la doctora León-Velarde reconoce que hoy se habla más de la investigación y de la ciencia, considera que queda mucho por hacer para incentivar el trabajo de los científicos locales y evitar que prefieran irse del país.

Usted ha visto desde distintos puntos de vista, desde distintas instancias y desde diversos países la investigación científica. ¿Cree que ha cambiado en algo la situación en el país?
Hay un aspecto positivo porque ahora se habla más del tema y eso es importante, pero hay más esfuerzos en el papel y el investigador no siente realmente el cambio. Sigue sin tener recursos para investigar. Por primera vez el Perú se ha arriesgado con un fondo del Banco Interamericano de Desarrollo para la ciencia y tecnología, pero es poco para los estándares que debiéramos tener. Argentina ya tiene como tres o cuatro de esos préstamos y pese a que ha sufrido las peores crisis no ha dejado de optar por un fondo para ciencia y tecnología. Hay organismos como el Concytec que manejan el mismo presupuesto desde hace varios años. Cuando lo saben en otros países no pueden creerlo.

¿Las autoridades no tienen confianza en invertir en investigación porque no tienen una devolución en el corto plazo?
Creo que hay algo de eso. Cada gobierno de turno quiere dejar logros concretos y puede pensar que si apuesta por la ciencia y la tecnología a lo mejor los resultados no se ven en estos cinco años, sino en los siguientes. Creo que cada vez se entiende más sobre la investigación, pero no se traduce en esfuerzos concretos.

¿Qué tan importante es vincular a la universidad con la empresa?
Es fundamental. En todos los países donde se ha tenido éxito el desarrollo a través de la ciencia y tecnología fue por la vinculación entre el Estado, la empresa y la universidad. Cuando se ofrece que la universidad puede solucionar algunos problemas de la empresa, esta se entusiasma. Pero deberían haber incentivos para que la empresa participe y evitar que los científicos se vayan del país.


¿Nuestra biodiversidad da mucho material para la investigación?
En el tema de nuestros productos naturales tenemos posibilidades enormes. Exportar dando valor agregado a nuestras frutas, hortalizas o tubérculos andinos. Sin embargo, nos tiene preocupados que las cosas se estén mezclando en el tema de los transgénicos.

¿En qué sentido?
Una cosa es que no debemos aceptar que nos traigan cuatro semillas transgénicas y llenar nuestra agricultura de pocas semillas de ese tipo hechas por grandes transnacionales. Eso nadie lo quiere. Pero no permitir que se hagan organismos genéticamente modificados, eso sí que sería una locura. Me parece que por un tema de desconocimiento la gente toma posiciones drásticas. Hay que hacer un deslinde: no hay que decidir por una opción. Podemos ser un país orgánico y a la vez hacer investigación científica de nuestros productos para darles un valor agregado.

Los Nobel de ciencia del 2008

Estudios sobre las proteínas fluorescentes, el virus del papiloma humano y las partículas subatómicas fueron los galardonados este año

Por Tomás Unger

Este año la Academia Sueca otorgó los premios Nobel de ciencias a tres grupos de investigadores. Tanto en química como en física y medicina fueron tres los galardonados que se repartirán 1,4 millones de dólares, el de química en partes iguales. Los premios de medicina y física son la mitad para uno de los investigadores, y una cuarta parte para los otros dos.

DE LA MALAGUA AL CONEJO

Los ganadores del Nobel de Química fueron Osamu Shimomura, de 80 años, profesor jubilado de la Universidad de Boston; Martín Chalfie, 61 años, biólogo de la Universidad de Columbia; y Roger Y. Tsien, de 56 años, farmacólogo de la Universidad de California. En 1962 Shimomura, impresionado por la fosforescencia de una malagua de la costa del Pacífico de Norteamérica, logró aislar la proteína luminiscente. Al exponerla a la luz solar tenía luminiscencia verdosa, verde bajo la luz ultravioleta y amarilla bajo la luz incandescente. Shimomura descubrió que consta de 238 aminoácidos enrollados en forma cilíndrica, la describió y la bautizó GFP (proteína verde fluorescente).

Veintiséis años más tarde, el doctor Chalfie decidió usar la proteína GFP como un marcador en sus estudios de un gusano transparente. Al iluminar la proteína podría detectar cuando los genes actúan para producirla. Chalfie logró introducir el gen de la proteína GPF en la bacteria 'Escherichia coli' y luego en el gusano. Al iluminarlos con luz ultravioleta pudo detectar el desplazamiento de la proteína por su fluorescencia verde.

El doctor Tsien estaba dedicado a una actividad similar, pero necesitaba más colores para diferenciar proteínas. Esto lo logró mutando el gen que produce GFP y haciendo que brille en azul en lugar de verde; otra mutación ha obtenido fluorescencia roja. Actualmente, con la diversidad de colores es posible seguir simultáneamente varias actividades dentro del mismo organismo. El descubrimiento de Shimomura y los logros de Chalfie y Tsien, además de merecer el Nobel, han permitido a un laboratorio producir un conejo que emite luz de color verde.

El SIDA Y EL PAPILOMA
La mitad del premio Nobel de Medicina es para el doctor Harald zur Hausen, de 72 años, de la Universidad de Heidelberg. Zur Hausen es el descubridor del virus del papiloma humano (VPH) y postuló la tesis de que este produce el cáncer cervical de las mujeres, el que causa más muertes después del cáncer de mama. Validada la tesis postulada por Zur Hausen, se logró una vacuna contra el cáncer cervical.

La otra mitad del premio se dividirá entre los virólogos franceses Luc Montaigner, de 66 años, y Francois Barré-Sinoussi, de 61 años, ambos del Instituto Pasteur de París. Los investigadores franceses publicaron en 1983 un informe que identificaba un nuevo virus: el VIH (virus de la inmunodeficiencia humana), causante del sida. El trascendental descubrimiento permitió crear un sistema para identificar la sangre contaminada y eventualmente desarrollar medicinas que prolongan la vida de las víctimas del sida.

Desde que fue descubierto el virus, hace más de 25 años, el sida ha matado a más de 25 millones de personas y se calcula en más de 33 millones el número de portadores del virus. Esto ha convertido al sida en una de las peores epidemias en la historia de la humanidad, pero, gracias al descubrimiento del VIH, la enfermedad es también identificada y enfrentada en más corto tiempo.

El premio otorgado a los médicos franceses por el VIH es uno de los que mayor investigación ha requerido por parte de la Academia Sueca. Esto se debe a que, en su momento, hubo un conflicto con el investigador norteamericano Robert Gallo, quien se atribuyó el descubrimiento del virus. La polémica requirió la intervención de los presidentes de EE.UU. y Francia para no convertirse en un tema político. Finalmente, una larga investigación estableció la prioridad de Montaigner, hoy confirmada por el prestigioso premio, y concluyó un conflicto que adquirió proporciones inusuales.

SIMETRÍA Y ANTIMATERIA
La mitad del Premio Nobel de Física es para Yoichiro Nambu, de 87 años, del Instituto Enrico Fermi de la Universidad de Chicago. La otra mitad se reparte entre Makoto Kobayashi, de 64 años, del Centro de Investigación de Tsukuba, y Toshihide Maskawa, de 68 años, de la Universidad de Kioto. El doctor Nambu, cuando estudiaba la superconductividad, llegó a la conclusión de que en ciertos casos no se cumple la ley de la simetría, una de las que gobiernan el comportamiento de las partículas subatómicas.

El planteamiento de Nambu abrió una nueva era en la física de partículas subatómicas. El principio del incumplimiento de la simetría es el que eventualmente ha dado lugar a los experimentos que se llevarán a cabo en el Gran Colisionador de Partículas o LHC (ver esta página de fecha 23 de setiembre del 2008).

Los postulados del doctor Nambu explican cómo se mantienen unidos los protones en el núcleo de los átomos y por qué existe una variedad de átomos. De otro modo solo habría hidrógeno, con un solo protón en el núcleo. La ruptura de simetría también explica por qué no hay antimateria, solo materia.

Los doctores Kobayashi y Maskawa postularon en 1972 que hay tres familias de las partículas elementales llamadas quarks. Su trabajo permitió continuar los descubrimientos sobre partículas subatómicas que le valieron en 1964 el Premio Nobel a los físicos norteamericanos J.W. Cronin y V. L. Fitch, y entre 1974 y 1994, cumpliendo con la predicción de Kobayashi y Maskawa, fueron descubiertos los quarks faltantes. Para Shimomura y Nambu pasaron más de 30 años hasta la confirmación de sus postulados y más de 40 para el Nobel. Demoró pero llegó.